La Danza, como expresión del hombre movido por el poder trascendente, es la forma artística más antigua. Primitivamente la Humanidad danzó en toda ocasión; por alegría y por miedo; para agradecer a las cosechas, al Agua, a la Madre Tierra, en los Nacimientos y en cada etapa importante del ser humano; inclusive su muerte, y también su renacimiento.
En esta nota la Licenciada en Psicología María Hortensia Brizuela cuenta de qué se trata esta propuesta que rescata lo ancestral para enriquecer lo cotidiano.
La Danza nos propone volver a ser niños, a jugar y a movernos, sintiendo nuestro cuerpo con gozo. Y también nos devuelve nuestra participación en el mundo, de manera más fluida.
La Danza es una de las artes más antiguas. A partir del movimiento del cuerpo sintonizando con los distintos ritmos, cada persona se expresa y comunica; se encuentra con su comunidad; comparte y acompaña, celebrando los acontecimientos importantes para ese grupo, para ese pueblo.
Estas Danzas – Celebraciones están siendo recopiladas bajo el nombre de “Danzas Circulares”, para que quien lo desee pueda ser parte del legado maravilloso surgido desde las distintas culturas del mundo.
El mensaje que considero más importante para transmitir aquí es que todos podemos danzar. Porque tenemos un ritmo y una vibración interior única que al dejarla fluir, enriquece la totalidad.
Se la llama Danza Circular porque generalmente se baila en “ronda”, – como en los juegos de la infancia-; tomando la mano de los compañeros próximos y formando una red que nos permite ver a las personas que están al frente, y ser guía o aprender del compañero de al lado. También se bailan en Espiral, Laberinto, Cinta, Expresión Libre, en Parejas y otras modalidades.
Son Danzas para ser experimentadas y no para observar. No se trata de un espectáculo sino de un encuentro para resonar y tal vez emocionarmos; donde nos abrimos a lo que nos mueve cada música, y a lo que nuestro cuerpo responde.
Pueden despertarnos zonas adormecidas o desconocidas y devolverles su capacidad expresiva y armónica, y también no armónica.
Entre música bella y pautas sencillas nuestra mente sólo necesita atender a los pasos y movimientos del propio cuerpo y cuando nos distraemos, simplemente volvemos a empezar.
Es una experiencia grupal, que puede enseñarnos todo lo que estemos dispuestos a aprender de nosotros mismos pues facilita el contacto con el interior; y de los que nos rodean y ruedan en la ronda.
Todos podemos participar: niños, mujeres, y hombres, de todas las edades.
Yo los invito desde mi corazón a vivir ésta experiencia y que cada uno se conecte con lo que le florezca.
Facilitadora en la Zona Oeste:
Maria Hortensia Brizuela
maria_brizuela@yahoo.com.ar
Tel: 4627-2185