No es fácil encontrarse con Pipa Gancedo. Como en la cancha, es dueño del mediocampo. Va, viene, para, arranca de nuevo, en constante actividad. Finalmente nos recibió en su confortable casa de Castelar y Tomás (11), su tercer hijo, aceptó la responsabilidad de manejar la cámara y captar la conversación (se podrá ver en la web de la revista). Así, trabajando en equipo, como no podía ser de otro modo, completamos esta nota que profundiza en la valiosa mirada de un deportista Buena Gente.
Leonel, ¿por qué Pipa?
Cuando yo tenía 6 ó 7 años jugaba mucho tiempo con el sobrino de Diego Maradona. En ese momento Diego, la familia, el Turco, los hermanos, tenían un conocido al que le decían “pipa” porque tenía una buena nariz. Cuando me vieron jugar a mí, notaron esta coincidencia con el chico, y por eso ellos me pusieron “pipa”.
¿Podés hacernos una ficha deportiva tuya?
Siempre lo hablo. Fui parte de instituciones o de clubes donde me sentí muy a gusto de practicar este deporte –que fundamentalmente es un juego de equipo– y de ser uno más para aportar mi granito de arena. Tuve equipos que fueron excelentes, con excelentes futbolistas. Pero no me gusta remarcar éste, aquel… porque éste o aquel, sin los que están dentro del equipo, no son nada. Es decir, el equipo es uno y necesita de todos. Empecé en Argentinos Juniors y me tocó ser parte del River campeón de todo, (Apertura 96, 97, 99; Clausura 97, 2000; Libertadores 96 y Supercopa Sudamericana 97)… O sea, no salí campeón yo… salió el equipo. Muchas veces encontramos quien afirma, “yo le gané a…” y parece que fuese tenis, un deporte personal. Yo creo que es entre todos. Lógicamente hay jugadores que técnicamente están mejor dotados que otros. Pero ese mejor dotado –que nos gusta la gambeta– necesita de los demás. Por ejemplo, Messi gambetea, pero está en un equipo, en el Barcelona, donde un Xavi, un Iniesta, se la pasan al compañero. Y así disfrutás de un equipo. Entonces queda claro que yo, sin vos, no podría hacer nada adentro del campo.
Vos arrancaste en Argentinos Juniors. Después pasaste a River y de ahí…
En River si bien lográbamos todos los objetivos, yo tenía dos años más de contrato y cuando vino de España el presidente de Osasuna, vio un partido y dijo “me gustó este jugador”. Ahí les pedí a los dirigentes de River si me podían dejar ir, y partí hacia España. Era enero del 2001. Acá estaba concentrando casi todos los días (5 de 7) y me surgía el cuestionamiento: “estoy viviendo para jugar al fútbol en vez de jugar para disfrutar”. Si bien era una profesión, estaba demasiado en primer lugar, me llevaba mucho tiempo. Allá cambió la situación. Tenía en ese momento 3 hijos varones (Nico, Santi y Tomy de 5, 3 y 1 año) y para mí fue buenísimo porque allá estábamos prácticamente todo el día juntos.
Estuve cuatro años en España: tres años en el Osasuna y uno en al Murcia. Cuando regresé al país me fui a Tres Arroyos, un lugar tranquilo, donde estuve 6 meses.
A los 36 años, cuando además de estar tranquilo quería disfrutar de la familia, me surgió la posibilidad de ir al América de Cali. A los 20 días del nacimiento de Benjamín, el cuarto varón, me fui para Colombia. Yo quería terminar el fútbol bien pero mi mujer no quiso viajar así que estuve los 3 meses y si bien querían que me quede, como no estaba la familia, me pegué la vuelta.
Después, estando en Mar del Plata, me dijeron “vení a Morón a estar con el grupo, les va a hacer bien”. Tanto insistieron que vine. Estuve con ese grupo unos 4 meses; fue maravilloso. Luego me fui de jugador-técnico a Puerto Rico. Fue una linda experiencia, porque sin terminar bruscamente la carrera, y decir “no juego más…”, pude hacer algo donde aprovechar toda la experiencia y lo que había estudiado.
Contanos de esa etapa, como Jugador – Director Técnico…
La desarrollé en River de Puerto Rico y fue una vivencia espectacular, más allá de que nos tocó la oportunidad de ser campeones. ¡Nos divertíamos! Entrenábamos a las 8 de la noche, porque en Puerto Rico hace un calor bárbaro, 30ºC. En ese momento fui con Fabián Sanmartel, que todavía sigue allá. Cuando llegamos les dijimos: “muchachos, nosotros somos parte de un grupo, vinimos como uno más… “ Ellos te ven como argentino, como que nuestro fútbol es lo más, y en Puerto Rico recién comienzan con el fútbol profesional. Los jugadores ahora me están llamando para entregarme plaquetas, y me siguen escribiendo por mail.
La trayectoria que se ve en muchos casos de jugadores que han sido estrellas y que terminan como directores técnicos, ¿es algo natural, es algo forzado, o es algo que ya estaba dentro de la persona?
En muchos casos es… no sé si forzado… pero los dirigentes de los clubes a veces confunden las cosas… Acá parece que si fuiste el mejor jugador del mundo, entonces tenés que ser el mejor técnico del mundo. Y eso no es necesariamente así.
Yo digo siempre que vos fuiste de primer grado a quinto año y no por eso al egresar podés ser profesor de matemática. Te tenés que preparar, especialmente para dirigir un equipo. ¿Por qué? Porque vos en un grupo, más allá de la idea futbolística que tengas, tenés que dirigir personas.
¿Qué podés destacar de tu estudio como Director Técnico?
Hice un año en España y otro año acá; dos modos extremos de formación. Mi conclusión es que tal vez puede dirigir una persona que nunca jugó, pero tiene que estar conectado con lo que siente un jugador en un vestuario, que es lo que siente en la cancha… ¿Para qué? Porque esto es un juego de ánimo, el fútbol es ánimo. Además, el sinónimo del fútbol es la pelota, “che, toca el fútbol…” y muchos se olvidan de esto. Quieren hacer esos programas donde los jugadores son como fichas de ajedrez, todo muy estructurado, –que los sistemas, que la táctica, que el 4-4…–; el fútbol es dinámico. Hay jugadores para crear, otros para marcar… Los ordenás, pero con sistemas de juego que cuando estuvimos en Puerto Rico dieron muy buen resultado, y por eso nos ha ido muy bien. A mí me gusta mucho la tenencia de balón, como juega hoy el mejor equipo del mundo, el Barcelona. España, sin jugar tan brillante, pudo mostrar cómo realmente es el camino a seguir del verdadero fútbol.
Pero más allá del ser futbolista, creo que por sobre todas las cosas está la persona. Entonces lo principal para el técnico es saber que es parte de un grupo, que si bien es la cabeza visible, todos somos personas que estamos para colaborar.
Y todo se inició en Argentinos Juniors, como pasó con otros cracks. ¡Qué semillero! ¿Esto es coincidencia?
Argentinos Juniors siempre fue un equipo que pregonaba el buen juego. Desde la época del padre del Checho Batista (que hoy está en la selección), José Batista, Alberto Ellery, Pedro Perrone, Américo Brusco fueron personas formadoras. Hoy se ha perdido un poco esa formación, el valor de enseñarle a los chicos.
Todo esto tiene que ver con la filosofía de vida. Por ejemplo, si todos tiran el papelito por la ventanilla y uno se limita a dejarlo en una bolsita en su auto, el cambio está en uno. No vale que uno se ponga en la crítica y en decir que lo gobernantes de la Argentina fueron todos corruptos… No, el cambio está en uno. Entonces tenemos que hacer un análisis pensando en cada uno. Para poder mejorar a los demás, debemos mejorar nosotros mismos.
Nos cabe esta reflexión: Si bien lo que sobresale es la corrupción, también hay argentinos como vos que, por ejemplo, fuiste a dar charlas a Unidades Penitenciarias. Esto no trasciende y marcan el perfil de una persona, que también es argentina.
Sí, estamos hablando en general. El camino angosto es el que lleva. Hay, sin lugar a dudas, personas con un gran corazón, que hacen buenas obras, por supuesto. Yo tengo la idea que cuando des no toques trompetas; que tu derecha no sepa lo que da la izquierda. A veces se presentan circunstancias para poder colaborar, porque entiendo que uno con el fútbol puede ser un medio para ayudar a personas. En mi caso he ido dos veces a la cárcel de Junín, charlé mucho con los presos y jugamos al fútbol; estuve en Campana, y la última vez en Ezeiza. Hablamos de la vida que Dios quiere para las personas; compartí mi creencia de que la libertad es la interior, no la tienen en un lugar. Y que de pronto la verdad te hace libre.
¿Cómo ves al fútbol actual? Es un comercio o es un deporte?
Este deporte no está exento de lo que pasa en la sociedad argentina. Me parece que tiene que ver con el lema que creo que hay acá: “Tener éxito en la vida, o tener felicidad, tiene que ver con tener dinero”. Y para mí, creo que es hasta lo contrario. El éxito está en buscar otros objetivos. El fútbol responde a un equipo, a un conjunto de jugadores, pero cada uno, antes de ser un jugador es un ser humano, y hay que formarlo. Hoy vemos en la Argentina que la corrupción es general, y de la misma manera, también el fútbol es sálvese quien pueda. En la actualidad de la Argentina; jugamos como vivimos. Por eso tenemos los mejores jugadores del mundo, pero repartidos en los clubes del mundo. Porque esto es un juego de equipo y acá pareciera que no hay espíritu de equipo.
Precisamente, en el Nº 2 de Castelar Sensible, previo al mundial, planteábamos esto que acabas de decir, en cuanto al desafío de construir un equipo con los mejores jugadores del mundo…
Sí, creo que el análisis siempre lo hacen desde el punto de vista deportivo y futbolístico y yo digo que hay que dejar esto de lado y analizar un tema más profundo que es el tema de la persona, de los jugadores, y de este sistema de vida que se está viviendo. Después podes analizar la estrategia futbolística, etc. Entonces, como es un juego de equipo, para mí, lucir personalmente es dártela a vos, que estamos en el mismo equipo. Y eso es lo que hacían Xavi e Iniesta, y el equipo de España, que entre todos lograban el objetivo. Es como el lema, en Estados Unidos, de la palabra TEAM (equipo) donde cada letra tiene un significado, y en síntesis quiere decir que entre todos lograremos más (T: Together, E: Everyone, A: Achieves, M: More “Juntos, cada uno logra más”).
Ya es la hora. Lo acompañamos a buscar a Benjamín, y después de la despedida nos vamos pensando en varias de las frases que tiró el Pipa. Algunas tienen que ver con el deporte, con la actividad como líder de un equipo. Pero otras… si las pudiéramos aplicar a nuestra vida cotidiana… ¿no saldríamos campeones?
Pedro Lorenzo Hernández.
Dar es Dar
Si bien la intención es –al decir de nuestro entrevistado– no tocar trompeta con las cosas que uno hace, también ocurre que si no se comunican las buenas acciones parece predominar todo lo negativo. La idea de Castelar Sensible es mostrar que existen muchos vecinos, héroes cotidianos, que no salen en las primeras planas, ni almuerzan en televisión, y que –silenciosamente– están haciendo algo para construir una Argentina mejor.
Pipa Gancedo cuenta sobre un proyecto relacionado con una Fundación y una Asociación Civil…
Sí, armé una fundación, “Amar y Compartir” y una Asociación Civil, un club; “Ángeles Unidos”; ambas sin fines de lucro, con el objetivo de poder llevar a los demás la filosofía de vida que Dios quiere para el hombre. Los que participamos queremos ayudar a las personas, más que nada en lo deportivo, pero también sumando lo social. Queremos que vengan los chicos para darles cariño, contención y ofrecerles propuestas sanas que los animen a no caer en la droga, la delincuencia, el alcohol. Recién comenzamos, (hace poco estaban conectando la luz), pero ya estamos dando un lugar y estamos cultivando con el asesoramiento y el aporte del INTA para paliar algunas necesidades. Colaboran psicopedagogos y otros profesionales.