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Los Quince del CEIO

En el mes de Septiembre se cumplieron quince años del nacimiento del CEIO (Centro Educativo Informático de Oeste). En esta nota proponemos un recorrido por el alma de un espacio que, desde Castelar y con gran calidad académica y humana, logra acercar las novedades tecnológicas a las personas de todas las edades.

“Lo que siento en este tiempo es la Alegría de que CEIO fue madurando. Me inspira asociar estos Quince años un poco con lo que aparece frente a la imagen de las hijas con esa edad: la conciencia de que ya no hay una niña, sino un ser que ha crecido…”, explica Alejandra Pinto; quien junto a su esposo Guillermo Belelli, ambos Analistas Universitarios de Computación recibidos en la UBA; padres de Camila y Candela; fundaron el CEIO.

Alejandra es especialista en Informática Educativa y tiene experiencia como docente de Computación en todos los niveles de la enseñanza formal (desde Inicial a Cursos para Adultos). Guillermo, a través de A&G Soluciones, se dedica al desarrollo de sistemas para empresas y páginas web.

Actualmente brindan clases para personas de tres años en adelante sin límite de edad (en estos días la mayorcita tiene 92 años); docentes, usuarios finales, profesionales y cursos abiertos y cerrados a medida de las Empresas. Y desde 2009 establecieron un vínculo académico-tecnológico con AXOFT Argentina S.A. a partir del cual incorporaron el dictado de cursos del Sistema Tango Gestión en su programa de capacitación.

Sin miedo lo malo se nos va volviendo bueno…

El objetivo del CEIO es entrelazar la Informática y las Tecnologías de la Información y la Comunicación con la gente. Para decirlo en palabras de la docente; quieren que las personas se lleven las computadoras debajo del brazo. Una meta que celebran especialmente cuando se transforma en el logro de sus alumnos mayores de cincuenta años a quienes les ofrecen cursos para grupos muy reducidos –nunca más de cinco personas– de un alumno por computadora. Allí, mientras comparten anécdotas y se ríen muchísimo, aprenden entre pares con nivel de conocimiento y vivencias similares.

Dichos cursos fueron diseñados en el año 1998 al advertir el impacto de las nuevas tecnologías en las vidas –y ánimos– de los adultos mayores. Porque estos hombres y mujeres portaban características a tener en cuenta desde la pedagogía, como por ejemplo que muchos eran inmigrantes, la mayoría era “analfabeto digital” frente a sus nietos “nativos digitales” y necesitaban un espacio donde pudieran incorporar las herramientas para construir nuevos puentes de comunicación. “Quisimos mostrarles que podían; que reconocieran su valioso modo de aprender; –los chicos son aprietabotones, los adultos no; somos más metódicos, tenemos otra estructura– y se animaran a integrarse al mundo nuevo”.

Cuando empezamos a dar cursos no había entornos gráficos, ni íconos ni mouse. Todo era en inglés y la compu parecía enojarse si se le daba mal una orden generando la sensación de que las máquinas reemplazarían a las personas que no lograran “dominarla”. Hoy esto cambió; las computadoras son utilizadas como colaboradoras.

En CEIO tenemos la satisfacción de haber ayudado a superar la angustia, el miedo y la frustración que sentían los mayores frente al “si no tenés mail no existís”. Aquí conquistan el registrar su cuenta, chatear, visitar cualquier página de Internet, armarse colecciones divinas bajándose la música que les gusta, etc; en 16 clases de una hora y media. Tenemos señores y señoras de más de ochenta años que se acercan a tomar clases con su notebook personal. Hasta hay un grupo que está armando un video para subir a You Tube para que lo vean sus nietos!

La computadora sirve como diversión, como extensión de la mente, como medio de comunicación y de aprendizaje; y desde el CEIO promueven la incorporación de este medio a la experiencia cotidiana. Quieren que la gente utilice las tecnologías como herramientas, que puedan sumar calidad a sus vidas a partir de saber cómo manejarlas.

¿Qué te viene a la mente Alejandra al pensar en los Quince del CEIO?

Pienso en mi Vida. Recuerdo mis primeros días en la universidad, los queridos docentes como Adrián Paenza y Ana María Andrada que me dieron tanto. Me aparece Castelar; el lugar donde nací, formé mi familia y mi lugar de trabajo; donde celebro ahorrame el tránsito estresante salvo cuando voy a alguna empresa o congreso o a tomar un curso para perfeccionarme. Siento la dicha de hacer lo que me apasiona mientras veo crecer a mis hijas…

Yo era chica cuando pasaba por la puerta del West y admiraba ese proyecto. En algún lugar de mi corazón deseaba profundamente gestar algo similar. El día que vi el cartel de venta de la casita destruida de al lado supe que ahí estaba nuestro futuro. Vinimos con nuestra beba, enfrentamos todos los miedos; le dimos marcha al sueño enorme y avanzamos.

Castelar Sensible los felicita por estos primeros quince años de vida y les augura Éxitos para todos los que vendrán!

www.ceioweb.com.ar
Sarmiento 1987- Castelar- 4627-1770

 

 

La Vida te da Sorpresas

Hay aire de afecto en el CEIO e infinitas vivencias lo confirman entre estas paredes que atesoran recuerdos. Como cuando un joven acompañado de su mamá estaba averiguando por unos cursos que le interesaba tomar y la señora le preguntó a Alejandra si el adornito que tenía en el escritorio de entrada se lo había regalado un alumno. “Si, hace muchos años, para el día del maestro…”. La señora se puso a llorar porque ese souvenir lo había comprado ella sin conocer a la docente, para que su hijo –aquel  nene que llegaba a las clases de la mano de la abuela porque mamá trabajaba y ahora era el muchacho que consultaba– se lo llevara a la misma seño Ale que tenía frente suyo.

¿Otra? Hace veinte años Alejandra daba clases de computación a domicilio. Tres años atrás recibió en el CEIO a una señora que, muy triste por el reciente fallecimiento de su esposo; fue a contratar un curso para aprender a realizar un blog donde compilar la historia de su querido Diego… que había sido el primer alumno a domicilio de Ale.

La última: Marta venía desde Leloir. Empezó con una compu personal que le regaló el marido y para ella no tenía sentido pero igual aprendió a usarla. Un día llegó a la clase directo a contar su aventura; se había encerrado en la casa, dejó los perros afuera, corrió las cortinas y se concentró en unos puntos acumulados por millas que logró ubicar, registrar y transformar en destino elegido y pasajes ¡impresos! Vino emocionada pero sin poder creer que siendo Noviembre esos pasajes con fecha para Mayo le sirvieran en la vida real. Pero así fue nomás… Lo había hecho perfecto.