Fernanda Raiti: una mujer que resplandece. « Castelar Sensible
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Fernanda Raiti: una mujer que resplandece.

Eduardo Galeano nos contó su percepción de la vida humana como un mar de fueguitos de distintos estilos e intensidades. Entre ellos estaban los que “arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende”. De esa raza es Fernanda Raiti; una querida vecina que practica el arte de sacarle lustre a la existencia propia y ajena.

“Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos, más allá de toda medida. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que nos asusta. Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, fantástico, inteligente, fabuloso? En realidad, ¿quién eres tú para no serlo?

Al facilitar el brillo de nuestra propia Luz, le permitimos la misma gloria a los demás. En cuanto nos liberamos de nuestro miedo, nuestra presencia libera automáticamente a los demás.”

Con esta cita de Marianne Williamson, en “A Return to Love”; sintetiza Fernanda Raiti en su página web su vocación y mirada de la vida. Y conectada con el deseo de permitirse brillar siendo herramienta para animar a los otros a encenderse; anda por estos tiempos junto a su marido, el prestigioso saxofonista Ricardo Cavalli, haciendo florecer desde nuestro barrio proyectos donde convertir realidad semejante objetivo.

Para conocer un poco sobre los saberes transitados por Fernanda nada mejor que su modo de contarse: “Son tantas las formas en las que podría describirme en el ámbito profesional… Educadora. Comunicadora Social. Empresaria. Escritora. Voluntaria. Traductora trilingüe. Investigadora. Pero por sobre todo me defino un Ser Humano; una Esencia en constante búsqueda, un Torrente de creatividad. Amante de lo Bello, de lo Bueno y de lo Verdadero busco en mi profesión la expresión natural de mi esencia”.

Realizó el Diploma Avanzado de Educación en Valores Humanos en el Instituto Sathya Sai de Educación de Tailandia estudiando con expertos docentes como el Dr. Art-ong Jumsai (reconocido científico y educador a nivel mundial), Dr. Teerakiat Jareonsettasin (médico psiquiatra miembro del Royal College of Psichiatrists UK) y Angela Lorraine Burrows y hace 18 años que trabaja en desarrollos educativos y coordinación de escuelas así como también en el ámbito editorial relacionado a la literatura infantil. Fue cofundadora del proyecto educativo de la escuela Mahatma Gandhi de Castelar donde coordinó el Área de Educación en Valores Humanos durante 10 años.

“Cada niño es la encarnación de todo el potencial y siempre trato, como maestra, de nutrirle esa sensación. Creo profundamente en que no hay diferencias entre las personas, a pesar de las capas formadas por las distintas situaciones familiares, de historias, de estructuras ancestrales que opacan el brillo, pero todos portamos dones”.

Fernanda recuerda que tenía cinco años cuando asumió que sería maestra jardinera. Aunque ésa no fue la carrera que siguió cuando desde su Bariloche natal se instaló junto a su hermano en Buenos Aires donde maduró de golpe a fuerza de ”no olvidarme más la llave del lado de adentro de casa si salía” y mil experiencias que le costaron y hoy rememora agradecida.

Licenciada en Comunicación, se especializó en Políticas y Planificación en Comunicación Comunitaria, elección que le permitió aprender sobre Gestión Social. Dichos conocimientos los aplicó en sus propuestas de aprendizaje y servicio, esas en las que cada integrante comprende perfectamente el para qué y se involucra en llevar adelante proyectos de transformación social positivos.

Es muy difícil sintetizar lo que transmite la protagonista de esta nota al desandar su camino hasta aquí. Difícil por lo rico –hizo su tesis mientras trabajaba con niños en Tailandia, por ejemplo. Se enamoró en la India y se casó con ese amor y padre de sus tres niños en Baires y siendo traductora de distintos grupos frente al maestro espiritual Sathya Sai Baba tuvo varias charlas personales con él que atesora en su corazón–;  y difícil porque no se puede encerrar entre palabras lo que su mirada irradia a través del relato.
“Trabajar con nenes es un regalo, una bendición de la vida. Ser educadora me conecta con el gozo del amor desapegado, lo vivo como un intercambio mutuo de pureza total. Es redondo, bello, es la pasión de mi vida. Soy feliz entre niños. El mensaje que deseo transmitir a través de la docencia es que todos somos seres poderosos y de luz y que no existen los impedimentos para ser quienes verdade-ramente somos, permitiendo que nuestros dones se expresen desde los caminos que cada uno desee transitar, por encima de mandatos, estereotipos, mensajes de lavado de cerebro masivo donde te quieren convencer de lo que tenés que tener o calificar para poder Ser. Mi don siento que es el de acompañar a los otros a descubrir los suyos. Esto es la tarea educativa para mí; además de un placer enorme”.

Me miro, te miro… crecemos

“Yo antes de ser madre era una madre perfecta –confiesa Fernanda ilustrando su proceso de creci-miento personal. ¿Cómo una madre esperaba al marido para que rete a los chicos, ella no tiene autoridad? ¿Cómo va a correr al chico a un lado porque le molesta para charlar con una amiga en un café? Yo creía que iba a ser bárbara, que jamás un niño me alteraría; hasta que descubrí en carne propia que la maternidad es un vínculo de pasiones, de enojos, de amores que tiene que ser conflictivo para que, entre otras cosas, alguna vez el hijo pueda tomar saludable distancia de la madre reconociéndole su imperfección para “despegar”.

Aprendí con mis hijos que la pirámide de libros que había leído no siempre aclaraban la confusión que a veces anidaba en mi corazón. A partir de la vida real me fui amigando con lo que hay que es lo mejor porque justamente es lo que hay: mi historia, mis miedos, mi permiso de a veces no saber; mi confianza en que ellos me van a a ir mostrando las respuestas.

Paralelo a mi caída del limbo de la madre perfecta, cuando logré reírme de mi misma frente a tantas cuestiones, sumando la madurez que regalan los años; me fui reencontrando con mi amor por la educación y la comunicación”.
Fue en esa tierra fértil donde Fernanda sembró nuevas ideas que regando y regando se fueron transformando en un fruto precioso llamado La Casa Naranja. Un espacio donde, junto a su marido Ricardo Cavalli –músico exquisito, docente, alquimista capaz de sacarle un juguete increíble a una maderita abandonada– proponen recuperar los recursos humanos más esenciales: el amor, la imaginación, la alegría y el compartir.

Allí se trabaja con madres que mientras gestan a sus hijitos o aguardan la adopción desean prepararse para la Crianza. También con mamás, papás y grupos de bebés desde un enfoque basado en el sistema fundamentado por la pediatra traumatóloga  húngara Emmi Pikler, que estimula a cada ser respetando y confiando en la sabia naturaleza de su proceso evolutivo único.

A partir de los dos y tres años hay grupos de Juego para los chicos; como un pre jardín de dos o tres veces por semana. El lugar está preparado especialmente con los elementos y las condiciones de libertad y seguridad adecuadas para la exploración que esa edad requiere.

La idea es que las familias cuenten con una opción de aprendizaje que no es académica sino de encuentro con Otro, diferente de mamá o papá. Es una propuesta lúdica de socialización disponible para las familias que tienen la posibilidad de que sus chicos estén la mayoría del día en un contexto hogareño y valoran un espacio intermedio, cuidado, con profesionales que estimularán el despliegue de la creatividad y el autoconocimiento de cada pequeño.

A partir de los cuatro o cinco años en La Casa Naranja proponen talleres de Juego y Creatividad que apuntan a complementar la educación integral de los niños. Y pronto incorporarán Talleres de Proyectos abiertos a las inquietudes de los chicos y chicas que se encaminan hacia la pubertad. “Cuando los chicos son escuchados, valorados y acompañados por los adultos y se les brinda un contexto donde llevar adelante sus ideas (armar una banda y subirla a You Tube; filmar una peli, fabricar aviones con madera balsa…) llegan a la adolescencia de una manera muy diferentes a quienes son ‘capturados’ solamente por el consumo compulsivo y poco más” fundamenta la Lic. Raiti. Y si además eso se logran vincular al servicio solidario; esos muchachos experimentan el verdadero sabor de la vida”.

Como complemento de la actividad educativa Fernanda y Ricardo están desarrollando una línea de productos que tienen que ver con el mensaje que transmite La Casa Naranja. A través de Juguetes, Indumentaria y Alimentos quieren facilitar a las familias alternativas didácticas que respeten la imaginación de los chicos, sin imponer estereotipos, que desplieguen sus habilidades motrices, sean reutilizables, resignificables… no hay nada más aburrido que un juguete que sirve para una sola función o que hacen todo solos o apretándole un botoncito.

“Nos basamos en el concepto de Francesco Tonucci “el mejor juguete es el barro” y estamos abocados a diseñar eso, juguetes que se parezcan al barro”, sintetiza nuestra entrevistada dejándonos flotar en unas ganas tremendas de abrir la puerta para salir a jugar.

Para más datos:
contacto@lacasanaranja.com.ar
www.lacasanaranja.com.ar
www.pedis3deseos.com
www.panzallenacorazoncontento.wordpress.com

Proyecto “Celebrar la Vida”

Todas las propuestas de Fernanda Rati están atravesadas por una fuerte impronta de Servicio. Dentro del mismo, además de donar un porcentaje de su honorario cuando la contratan en  Pedi3Deseos –su emprendimiento de animación de cumples fuera de serie–, desea trabajar con chicos en situación de marginalidad.

Para esto desarrolló un proyecto de talleres para mamás en contextos de riesgo basada en que una mujer que puede reencontrarse con su propio brillo, luego puede ayudar a sus hijos a conectarse con su potencial.

Allí se abordarían durante el primer año de vida del bebé el Vínculo; la Nutrición y la Estimulación adecuada para que el niño sea protagonista de sus aprendizajes. Al mismo tiempo se entrena a las mamás para que puedan ser niñeras más capacitadas por ejemplo, abriéndoles posibilidades laborales. Y con el objetivo directo de prepararse para celebrar especialmente el Primer Añito de sus hijos aprenden a cocinar combinando los alimentos para una mejor nutrición y se conectan con lo lúdico, mientras van enriqueciendo sus habilidades maternantes y se reencuentran con su autoestima.

Este proyecto  está disponible para ofrecer a las instituciones, municipios, iglesias, centros de salud, comedores comunitarios, Ongs que se interesen en el tema y puedan ponerlo en práctica con los grupos de mujeres de su contexto particular.

Para contactarse: http://celebrarlavida.wordpress.com