Se llama Maria Emilia Marino pero todos la conocen como “Mili”, sobrenombre que le regaló su mamá y a ella la divierte cuando despista a quienes la suponen “Milagros”. Sabe jugar alegremente con eso como con todo lo que se le pone al alcance de sus roles: maestra jardinera, profesora de catequesis en nivel secundario y profe de zapateo americano. Cursó tres años de psicopedagogía, estudio danza clásica, clown y máscara neutra como parte de su formación teatral y es bailarina de murga. Con este tesoro personal armó un emprendimiento dedicado a las Animaciones Infantiles y en estas líneas nos cuenta cómo vivencia el arte de dejar huellitas de su Alma en las ocasiones especiales.
¿Cómo surge “Mil y Una creaciones y recreaciones”?
A partir una etapa en la que trabajé en peloteros aprendí que tenía ganas de generar algo distinto; no tan estructurado. No me sentía cómoda con la modalidad que se presentaba, intuía que había que calar más hondo. Desde una mirada espiritual, sensible, es claro que los niños y niñas son muy permeables a lo que reciben. Esa certeza me animó a repensar lo que se les podía ofrecer, sin trivialidad ni merchandising, desde lo que me resonaba mixturando mi propia formación; la académica y la asistemática; un lindo combo.
Los fundamentos aprendidos en la facu me dieron solvencia y el dejar volar mi imaginación, la creatividad y la “payasa de adentro” hicieron el resto. En el 2007 me apareció muy nítido lo que deseaba hacer; armar mi propia Pyme de animaciones. Fue ese día del “ya no me lo aguanto” cuando le conté mi idea a Esteban, mi marido, que me súper apoyó. Definí como llamarla y arranqué.
Utilizo mucha didáctica; juegos con sentido; me encanta trabajar con los mas peques contando con la participación de los padres, teniendo en cuenta la psicomotricidad; la expresión corporal; los juegos con las manos…
Basándome en la sensación que me transmiten estas imágenes elegí hacer visible en el nombre del emprendimiento –además de mi Mili convocando cuentos mágicos…– esto de “Creaciones y Recreaciones”. Allí sintetizo muchas cosas: mis animaciones son para recrearnos de divertirnos mas recrearte de hacer arte. Y desde mi fe también lo asocio con el Dios que nos crea y el valor que le damos al propio don de modelarnos. A esto, más que como trabajo lo vibro como “misión de Vida”; creo que todo lo que fui aprehendiendo en mi camino está plasmado en dicho proyecto.
¿Para qué edades se pueden plantear tus Animaciones?
Yo amo lo que hago y me visualizo eternamente sumergida en situaciones vinculadas a la educación, por lo tanto cuando hablo de jugar, crear, celebrar, es más allá de edades cronológicas. Como docente trabajo mucho también con adolescentes y no hay gran diferencia con lo que se puede lograr con los chiquititos, por supuesto que adaptando las propuestas. Depende de cómo se los invite y el permiso que cada uno se habilite para el disfrute. Con mis alumnos de la secundaria hemos compartido jornadas de servicio en hogares de chicos y frente a una función de títeres que yo ofrecía (se formó con la titiritera Elena Santa Cruz), los grandes se enganchaban con igual intensidad que los pequeños. Trabajo sin retablo, con los sentimientos de los personajes (miedos, vergüenzas, ternuras…) y hay mucha participación. Esa dinámica estimula el encuentro diluyendo las fronteras de edades y otras cuestiones.
A esto, más que como trabajo lo vibro como “misión de Vida”; creo que todo lo que fui aprehendiendo en mi camino está plasmado en este proyecto.”
¿Cómo entra La Murga en esta historia?
Yo integré la murga “Los que quedamos de Ituzaingó” durante dos años y medio, pero fue tan intenso aquel enamoramiento que se quedó conmigo como parte de mi Ser. Esos ritmos están en mis entrañas y desde la pasión los sumé a Las Mil y Una. Hago un “cumple-murga” incluyendo un poquito de percusión y jugando a partir de los instrumentos verdaderos. Explico los pasos básicos (las tres patadas no pueden faltar y si es un festejo de chicos mas grandes les cuento algo de la historia, les llevo fotos, etc.); escuchamos música y trabajamos los trajes –no disfraces! – de murgueros. Obviamente con una técnica sencilla sobre modelos de friselina; cada uno produce el suyo; que se llevarán como souvenir luego de haber participado en un baile maravilloso con el que cerramos el cumple invitando a la familia de “grandes” a que vengan a mover el esqueleto”.
Para contactarse con Mili: milimarino79@hotmail.com
4661-2290 /15-5097-2095
Maria Emilia Marino ejerce en la actualidad en el jardín “Santísimo Redentor de Ramos Mejía” como maestra de sala y además está a cargo allí de un taller de Encuentro de Juegos Teatrales.
Las clases de formación religiosa las da en el nivel secundario del “Instituto Inmaculada” y en “San Vicente Palotti”, ambos de Castelar.
Además, en las convocatorias de Arte que organiza un sábado por mes Budapest –hermano adorado de nuestra protagonista– en su Casa Taller de la Anatole France de Castelar sur; ella ofrece un espacio para los chicos. Mientras los adultos suben a la terraza a gozar un recital o se concentran en las muestras de cuadros o fotografías, Mili les propone a los chicos que, en el living de la planta baja, dejen “salir a jugar” a sus propios pintores, escultores, actores, constructores… Esto permite una alternativa de arte para compartir en familia en un marco de mayor cuidado y contención para los bajitos.
Y colorín colorado
Mili reconoce que frente a cada fiesta, cuando sale de su casa con la valija repleta de recursos para ofrecer, siente cosquillas en el estómago típicas del “salir a escena”. Su marido la carga porque él sabe de memoria que ellasiempre vuelve feliz “Pero para mí es inevitable esa adrenalina previa. Nací en una familia que honró la vida todo el tiempo. Mis padres –Criska y Carli– me inculcaron a mí y a mis dos hermanos que los cumples eran la felicidad completa. Tal vez por eso vivo cada animación como un ritual que me activa una responsabilidad enorme. Es un tiempo de entrega profunda a conciencia de que lo que voy a ofrecer quedará grabado para toda la vida en esa personita que celebra otro año irrepetible de existencia en este mundo. Es fuerte. Es un compromiso gigante”.
Como gigante es el agradecimiento que nos surge al comprobar cuanta gente hermosa circula por nuestro querido barrio.