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Escribir mejora, te hace más humano

Tacitas de té humeante, canasta con dulzuras, una vitrina atesorando piedras, caracoles y otras delicadezas que coleccionaba su amor; cuadros de autores geniales que lo quieren en serio, cientos de recuerdos del mundo recorrido, fotos preciosas, anécdotas que dan ganas de escuchar para siempre, libros, libros, libros…

¿Cómo describir el encuentro con un caballero que durante noventa y seis otoños con sus primaveras se esmeró en rendirle un homenaje a cada instante transcurrido?

¿Cómo lograr expresar en pocas líneas la gratitud por conocer en esta época tan “light” y tan “ring raje” a un ser que se enamoró hasta el infinito vía carta y vuelve a parecer de veinte o treinta cuando habla de su adorada esposa Alba?

¿Qué decir de quien llenó su alforja con correspondencia ida y vuelta con Alejandra Pizarnik y González Tuñón y tuvo la alegría de conocer personalmente a Juan L. Ortiz y a Antonio Porchia por ejemplo?

Me rindo. No es posible atrapar tanta riqueza en pocas letras. O sí, pero es un arte reservado a los Poetas.

Yo estoy frente a uno inmenso; en obra y en ternura. Por eso pido disculpas de antemano por todo lo que quedará sin contar en este espacio y me consuelo invitando a que lo conozcan por primera vez los distraídos, lo reencuentren sus vecinos –ahora vive del lado sur– y lo disfrutemos todos. Es un orgullo saberlo entre nosotros.

 

“Tengo tantos libros que yo ya estoy de más”, comentó don Ponzo ante la pregunta de cómo había logrado hacer entrar la biblioteca de la casa grande en este nuevo espacio de tres ambientes luminosos. “El problema mayor fue ubicar los cuadros. Desde que llegamos a Castelar en el año 51 tuvimos la suerte de cultivar una buena relación con algunos escritores y pintores de la zona: Salvador Gallup, Helios Gagliardi, René Pietrantonio, Rita Kafetzis. De todos tengo obras y recuerdos afectuosos.

Ellos fueron quienes me inspiraron para publicar mi primera revista por estos lares; costumbre que ya venía cultivando desde el Colegio Nacional Avellaneda donde había dirigido una (“Ideas”), para seguir con la de los Odontólogos y la de la SADE. La revista que editamos entre 1962 y 1965 se llamó “Vigilia” y la dirigíamos con Fulvio Milano. Tenía ilustraciones de Gallup y César Jaime, dibujantes y pintores grandiosos. Era hermosa. Se diagramaba con la actualidad literaria de esa época; tenía obras de Lino Spilimbergo, poemas de Rafael Alberti; testimonios de Elba Fábregas, Osvaldo Guevara, estoy yo, Rafael Vázquez, autores de entonces.

Unos años mas tarde se me ocurrió publicar algo que reflejara el movimiento de las distintas corrientes literarias y así nació la revista “Encuentros”, que coincidió con la época cuando se producían fenómenos políticos violentos y las dictaduras en nuestro país y Uruguay, Chile, etc. En una tercera etapa y hasta la fecha podríamos decir, apareció la revista “Hojas del Caminador”.

El único progreso legítimo es el de ser mas honestos y tener una conducta ante los demás. Tenemos que ser Solidarios. Tenemos que ser representantes de un Todo. No podemos individualizarnos tanto; eso nos limita, nos oscurece, nos llena de petulancia”

En aquellos tiempos era importante y hasta trascendente lo que lográbamos con estas publicaciones ya que no existía otra forma de proyectar las obras que se realizaban. No había televisión, los medios eran muy limitados. Sin embrago conseguíamos una comunicación que ahora falta. Porque lo que teníamos era un intercambio epistolar muy intenso que hoy se ha perdido. La tecnología facilitó la llegada de información pero todo es muy breve y urgente. Yo tengo carpetas enormes con cartas de escritores de todas partes de América, de España y de Francia. Fue irremplazable la posibilidad de estar contactados con aquellos artistas que los críticos denominan como Generación del 60.

Entonces no existían aún los Talleres Literarios, no teníamos títulos en Filosofía y Letras; la mayoría contábamos con la formación básica de los clásicos españoles adquirida en el colegio secundario y desde allí avanzábamos como autodidactas. Enriquecimos nuestros conocimientos a fuerza de encuentros en los cafés donde leíamos poesía y compartíamos exploraciones literarias con pares enamorados de la expresión artística. Llegó la apertura a través de los autores de los años 22 en adelante; los de Florida y Boedo; la generación de Borges y Jacobo Fijman, Oliverio Girondo; todo nos fue cambiando profundamente. Nos juntábamos para recomendarnos libros y nos transformábamos en amigos entrañables. Gran parte de lo intensa y hermosa que fue mi vida tengo que agradecérsela a los libros.

Una mirada sobre la literatura actual

En el presente yo recibo muchos libros, pero son una generación de autores sobre los que no tengo una gran información como la que tenía antes sobre los escritores argentinos y latinoamericanos. Advierto que se escribe en cantidad, que hay una “sobre producción” tal vez y no sé lo que quedará de todo eso. Siento que unos cuantos poetas de antaño aún no han sido superados; como Roberto Juarroz; Francisco Madariaga; Antonio Porchia; Raúl Gustavo Aguirre, González Tuñón (que venía a Castelar porque aquí vivía una hermana); artistas que son extraordinarios.

Desconozco por qué se ha debilitado esa búsqueda grupal de la herencia de los autores que dejaron huellas descomunales. Lo que vale vale siempre y no debería abandonarse la posibilidad de ahondar en las obras que conectan con lo permanente del ser humano, más allá de las modas.

Los fenómenos de la sociedad van cambiando e influyen en la literatura, en la poesía que uno escribe. Como todos, yo escribía como testimonio de lo que iba viviendo; pero el camino que sembraron con sus sabidurías y estilos los grandes literatos deberían recorrerlo todas las personas que tengan la intención de ser escritores.

Hay que leer mucho para ampliar la mirada. Y no temerle a la influencia porque aunque al principio pueda ocurrir, luego se va definiendo lo propio y los resultados estarán alineados con la creatividad personal. Machado, Lorca, Rubén Darío; ¿quién no se ha sentido tocado por los versos de estos genios? Son escuelas que hay que conocer! La única forma de libertad expresiva es la que se conquista tras haber estado “condicionado” por los grandes autores. También es importante tener el coraje de despojarse de lo que uno hace; ser autocrítico y corregir todo lo que sea necesario.

El Sentido

Para mí hacer las “Hojas del caminador” es una manera de estar en la vida. Es mi modo de sentirme presente, de compartir con amigos lo que atesoro como valioso. En este momento que no es fácil, yo creo como decía Juarroz que “la poesía es la única forma de salvarnos”.

No se puede concebir una mala persona escribiendo buenos poemas. Creo que escribir mejora, hace más humano. Y no siempre se consigue; no siempre estamos conformes y está bien que así sea.

El comunicar poesía me mantiene intensamente conectado con lo vital; no sólo para dormir y comer. A mis 96 años puedo afirmar que lo que verdaderamente me importa es el Ahora.

Cuando pienso en Lo Esencial puede ocurrirme el silencio. Hay muchos momentos que me dejan sin palabras. Y aunque parezca un absurdo es así. Vivo en estado de aprendizaje y creo que el día que deje de aprender ya no existiré. Aprendo de la magia, de la belleza que transmite una voz poética, una expresión artística desde las letras, la pintura o la música. Aunque suene raro, la verdad es que yo me siento joven. Creo que el asombro que en mi permanece intacto es parte del “secreto”.

Gracias Maestro por esta cátedra de Celebración Existencial.

Y GRACIAS Betty Taboada por presentarnos a este hombre maravilloso y ser tan buena compañera de entrevista además de próxima escritora-personaje de Castelar Sensible!

Amor de Poetas

Hace poco alguien me preguntó sobre el Amor, a propósito de unos poemas que escribí tras fallecer Alba, y le contesté que yo siempre, desde los primeros libros, he hablado del amor. Especialmente desde que la conocí y durante los mas de sesenta años que pasamos juntos.

Todavía conservo la carta que me mandó Élida; una periodista que tenía una audición en radio Stentor de Uruguay llamada “Bohardilla Bohemia”. A ese programa concurríamos asiduamente con unos amigos y un día la conductora me cuenta que había recibido una revista que dirigía en Nueva Palmira una poeta uruguaya Alba Correa Escandell ganadora de un concurso literario realizado en la radio. Resulta que en la mesita del hall de entrada del lugar encuentro un ejemplar de dicha publicación llamada “Alas” y pido la dirección de su directora a quien le escribí inmediatamente. Desde ese día nos carteamos durante varios años (el correo era rápido y el caballo del cartero estaba tan acostumbrado a detenerse frente al hotel donde vivía la dama para que le dejaran los sobres de don Alberto que hacía su parada aun cuando no había cartas para dejar!). Hasta que nos casamos. Y fuimos muy felices.

 

Mini Biografía. Fuente: “Los poemas y sus poetas” por Alberto A. Arias

Alberto Luis Ponzo nació en Buenos Aires en 1916. Además de trabajar muchos años en su profesión (la odontología) participó en numerosos emprendimientos sociales en Castelar donde reside desde 1951. Fue director de La Voz de Castelar, integró el Centro Cultural Almafuerte y la Sociedad de Fomento local apoyando sin cesar las actividades del salón permanente de Artes Plásticas y el programa de dicha entidad en la radio FM En Tránsito.

Colaboró en numerosos proyectos poéticos y culturales y en publicaciones del país y del exterior. Fue editor de las revistas mencionadas en la nota y dirigió las plaquetas El Poeta Ilustrado, 4 Poetas y la revista Empresa Poética. Participó del grupo Roberto Arlt. Entre otros merecidos homenajes y reconocimientos recibió distinciones de la Sociedad Argentina de Escritores, el Fondo Nacional de las Artes, el Consejo del Escritor y la Fundación Argentina para la Poesía (Gran Premio de Honor en 1992) por su actividad como difusor y creador poético. Recientemente, en Mayo del 2011, la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA) lo nombró Socio Honorario.

Los libros publicados entre una larga lista de obras son Equivalencia de la Tierra; Canto en la Arena; Comarca del tiempo; Anotaciones para mi nacimiento; Rostro de Siglos; Canto sobre el olvido; Canciones para Prohibir; Poemas para Antonio Porchia; Sobre lo posible; Desde nacer…